miércoles, 26 de septiembre de 2012

Para ella sufrir era tan simple como respirar. Cada cosa qué hacía, buena o mala, la hacían sufrir; no importaba qué fuera. A los catorce años comenzó a cortarse las muñecas, ella sabía que estaba mal, qué no era bueno… a pesar de ello, seguía haciéndolo. No tenía amigas que le dijeran qué no lo hiciera, que no era correcto. No tenía una mejor amiga como todas las adolescentes de su edad. No tenía
 un novio qué la apoyara. No tenía una familia. No tenía nada.

¿Qué podía hacer una chica de catorce años sola en este mundo? Su vida colgaba de un hilo. Muchas veces había pensado en el suicidio, demasiadas. Pero, ella tenía un sueño, una ilusión; quería enamorarse.
Quería ser de esas chicas qué tienen un novio, que se casan y tienen hijos. Ella pensaba que sería una de las pocas cosas que lograrían hacerla feliz. Pero, muy en el fondo de su corazón, sabía qué no eran más que sueños, solo eso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario